España enfrenta la peor crisis eléctrica de su historia, con un apagón masivo que paralizó gran parte de su infraestructura de transporte y afectó zonas de Europa. Alrededor de 35,000 pasajeros quedaron varados en trenes de alta velocidad y cercanías, mientras que 344 vuelos fueron cancelados. Las empresas ferroviarias Renfe y Adif trabajan contra reloj para evacuar a los viajeros, muchos de los cuales pasaron la noche dentro de las unidades o en estaciones sin energía.
Situación crítica y rescates complejos
El presidente Pedro Sánchez confirmó que, tras horas de emergencia, se ha restablecido el 61.35% del suministro, pero advirtió que la normalización total llevará más tiempo. El metro de Barcelona reanudó operaciones en casi todas sus líneas, excepto la L11, mientras que en otras regiones los pasajeros siguen esperando asistencia. La falta de electricidad ha generado escasez de agua y alimentos en algunas zonas, complicando las labores de rescate.
Impacto regional y recuperación escalonada
Portugal, también afectado, estaría cerca de recuperar el servicio en su totalidad. Mientras tanto, las autoridades españolas priorizan la atención a grupos vulnerables y la reactivación de servicios esenciales. Este incidente, sin precedentes por su magnitud, ha reabierto el debate sobre la vulnerabilidad de las redes eléctricas europeas ante fallos en cadena. La UE ya anunció una investigación para determinar las causas y evitar futuros colapsos.