En una escena que contrasta con la imagen turística de Cusco, Hannah Joanne Almond, una ciudadana británica de 32 años, lleva semanas viviendo en condición de indigencia bajo el puente Belén, acompañada de un adulto mayor en situación de calle. Según el cónsul británico en Perú, Mark Atkinson, Almond llegó al país el 3 de marzo como turista, pero tras ser víctima de un asalto quedó sin recursos y su visa expiró, dejándola en situación migratoria irregular.
Las autoridades consulares han intentado ayudarla con alojamiento temporal, dinero para comida y gestiones de repatriación, pero la mujer ha rechazado reiteradamente la asistencia. “Le hemos pagado noches en hoteles y dado apoyo económico, pero siempre regresa al puente”, explicó Atkinson. Las autoridades sospechan que Almond podría enfrentar problemas de salud mental, lo que complica las gestiones para su retorno al Reino Unido.
El consulado británico ya estableció contacto con su familia en Inglaterra, con la esperanza de que algún familiar viaje a Perú para facilitar su repatriación. Mientras tanto, su presencia en las calles de Cusco ha generado reacciones encontradas entre locales y turistas, divididos entre la solidaridad y el desconcierto ante su insistencia en permanecer en la calle.
El caso de Almond pone en evidencia los desafíos de la asistencia consular cuando los ciudadanos rechazan ayuda, así como las vulnerabilidades que pueden enfrentar los turistas en el extranjero. Las autoridades peruanas y británicas continúan monitoreando la situación, aunque respetando su autonomía mientras no represente un riesgo inminente para su integridad.